Todo lo que ocurre detrás de la creación de un objeto a través de un oficio es tan importante como el resultado final.
Hace tiempo que quiero hablar sobre esto transparentemente. Yo sé que es algo que de alguna forma, literal o metafórica, suelo mencionar en mi instagram; comparto videos y fotos de mis procesos a través de mis historias o reels, hablo sobre la importancia de lo hecho a mano e intento romantizarlo lo menos posible a su vez porque, si bien considero que es algo realmente hermoso, también me pasa que no puedo ni quiero dejar de lado lo desafiante que es llevarlo a cabo, sobre todo habitando un mundo y contexto tan industrializado donde el proceso perdió su importancia. O más que perderlo, lo pasamos por alto o lo damos por sentado; el sistema poco a poco nos ha quitado la imaginación para poder contextualizar un objeto en la vida de la persona que dispuso de su tiempo, energía y habilidades para hacerlo.
Y escribiendo esto me pregunto, ¿es importante esto que estoy mencionando? ¿hay gente a la que esto le hace sentido o estoy puro webiando? Me pasa caleta que me pongo el parche antes de la herida cuando hablo desde mi profundidad y sensibilidad, no quiero ser malinterpretade ni tampoco menospreciade porque esa es otra de las cosas que se nos ha ido arrebatando poco a poco: la capacidad de conectar y validar nuestro mundo interior y todo lo que genuinamente este desea comunicar, y es que claro, al sistema no le sirven mucho les seres sintientes, y pasa que los oficios precisamente surgen desde la urgencia de querer conectar y contar nuestra historia a través de nuestras creaciones, con todo el trabajo que ello implica.
En mi caso también lo siento un acto de resistencia, de honrar a quienes han mantenido vivos estos conocimientos y esta forma más lenta y orgánica con nuestros ritmos individuales de hacer las cosas, en la que se valora no sólo lo que necesitamos como esencial para sobrevivir, sino también en la importancia de conectarnos colectivamente a través del arte. Sé que el concepto de “arte” está mega manoseado y academizado a estas alturas de la vida, pero al mismo tiempo me parece necesario mencionarlo como tal porque al final eso es lo que hacemos, desde un dibujo hasta un preparado medicinal; los oficios hoy en día, de la forma que sea, implican el arte como parte de su estructura y hallo necesario mencionarlo desde ahí también, un poco para sacarnos la idea de que es algo exclusivo para quienes tienen un título que acredite sus conocimientos y capacidad para hacerlo, y otro poco para visibilizarlo como parte de todo lo que creamos.
Hay muchas maneras de habitar la “sobrevivencia”. Hay algunas más esenciales que otras, pero finalmente todas son importantes y ciertamente hay algunas que se han quedado al margen en este contexto en el que se nos ha obligado a priorizar las que no tienen que ver con nuestra espiritualidad, por ejemplo, porque en este sistema se ha vuelto casi un lujo poder habitarlas. Algunes tenemos el privilegio de tener una casa, comida, agua, calor, que si bien es fruto de tooodo el esfuerzo que hacemos todos los días para mantener nuestras autogestiones, trabajos, formas de ganarnos la vida, hay muches que ni siquiera tienen acceso a poder optar a ello ya sea por su clase social, por la identidad de género, por la orientación sexual, por discapacidades, por salud mental y muchos otros factores que muchas veces conllevan prejuicios al momento de ser contratades. Entonces cuando me veo a mi misme siendo trans, autogestionade, sin estudios formales que acrediten nada de lo que hago, (y aunque muches amigues me retan por esto que voy a decir) no puedo evitar sentirme privilegiade de lo que he logrado construir y poder vivir enteramente de mis oficios. Yo sé que esto es esfuerzo, que me ha costado muchísimo y me va a seguir costando, que tengo una salud mental inestable, que mi salud física no es la mejor, que no siempre puedo acceder a las mismas cosas porque cuando toca costear imprevistos o cuando une se enferma las cosas no se pueden sostener de la misma forma y la precariedad aparece al instante, al mismo tiempo no puedo obviar que es un privilegio para mí el tener mis dos manos, mis capacidades mentales, mis habilidades, motivación de mis cercanes, herramientas y conocimientos a disposición del proyecto que decidí levantar a pulso, paciencia y máxima dedicación el 2018. Porque una cosa no quita la otra y creo que ser consciente de ello también me aterriza y me hace poner el enfoque en todo esto que estoy compartiendo: el estar presente y ser consciente de lo que requiere el elaborar algo, y no sólo basándome en mi experiencia personal sino también al momento de conocer y descubrir lo que hacen otres; contextualizar sus realidades, valorar sus procesos personales, alentar sus aprendizajes, compartir sus quehaceres, identificar su lenguaje en lo que deciden compartir con el mundo y por supuesto, aprender de ello y nutrir el mío.
Creo que los oficios y lo hecho a mano son un tesoro por eso mismo, tiene tanto espíritu, tanta historia que no puedo sino recibirlo como tal. Es bonito saber que cuando une decide compartir algo y moverlo por las redes sociales, ferias o donde sea, no sea visto sólo como un “producto en venta” sino que sea visto como un mensaje, como una carta deseosa de ser descifrada. Al final el tener que venderlo sólo responde a esa parte inevitable del sistema que nos exige que generemos dinero para existir de alguna u otra forma (mi sueño es vivir de trueques, francamente); me hace sentir amor que lo que comparto sea visto y apreciado desde la profundidad y sensibilidad de la persona que lo observa y/o decide llevárselo consigo, me parece demasiado enriquecedor.
No sé a dónde quiero llegar con todo esto realmente, no tengo un propósito claro más que ordenar mis pensamientos y dejarlos aquí como un registro de lo que siento. La escritura es mi compañera como comunicadora más antigua después de la danza y es la que más dejo fuera en este proyecto de oficios hechos a mano. Supongo que he estado sintiendo la urgencia de desbordarla más y ocultarla menos; me pasa que las palabras me son muy importantes porque son más directas que un objeto de arte que deja a la interpretación, esto es literal; transparentarme a través de un idioma en el que colectivamente le hemos dado significado a las palabras que estoy eligiendo aquí a veces me aterra un poquito, me hace sentir un poco desnude, y mi alma piluchista hace rato que me está pidiendo que exprese más, que tenga menos miedo de compartirme con el mundo, que siempre está la posibilidad de ser mal recibide pero es mucho peor estar restringiéndose por una suposición. Además, va bien desafiarme y poner en práctica el poder confiar en mi misme independiente de lo que puedan pensar y opinar otres desde afuera.
En fin.
Gracias por leerme.
Te dejo un abracito sincero.
Mirlo.